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REBANADAS PARA COMENSALES VIEJOS

Razones
Jorge Fernández Menéndez
Y los plurinominales son de Beatriz
MILENIO. 01-Abr-2009

Los partidos tienen prácticamente listas sus candidaturas y hasta ahora no hay sorpresas. Quizás lo más notable ha sido la forma en que Beatriz Paredes ha logrado en las listas plurinominales del PRI imponer a buena parte de sus candidatos, incluida ella misma entre los aspirantes de representación proporcional y apostando con ello no a ser la coordinadora de la bancada tricolor (porque ello le impediría en lo inmediato seguir siendo la presidenta del partido), pero sí a tener el control de la misma a través de los muchos operadores propios que ha logrado colocar en la futura bancada (y, por eso, personajes que aspiraban a coordinar a los diputados, como Enrique Jackson, no han aparecido en las listas del PRI).

La verdad es que el priismo ha recurrido a muchos, demasiados quizá, de sus personajes más conocidos, para componer su lista de candidatos. En el equipo de Beatriz ganó la más estricta ortodoxia y allí tuvieron su posición todas las estructuras del tricolor, desde la CNC hasta la CTM pasando por el Movimiento Territorial y todos los grupos de poder del priismo. Eso le quitó espacio al PRI en sus listas para cualquier atisbo de candidatura ciudadana: son los suyos candidatos del establisment del partido, incluso entre las que se pretenden presentar como candidaturas jóvenes: no pueden representar a éstas, tengan o no méritos para ocupar esas posiciones, Federico Madrazo, el hijo de Roberto, o Alejandro Murat, el hijo (dicen que afortunadamente mucho más sensato) del ex gobernador José Murat. En realidad, los que podrían haber sido las figuras jóvenes del priismo han quedado, sobre todo en el Partido Verde, como Pablo Escudero. Entre los priistas hay operadores políticos con mucha experiencia y paso por las cámaras, como César Augusto Santiago y candidaturas, pocas, entre jóvenes interesantes, por ejemplo la de Claudia Ruiz Massieu.

Lo cierto es que el PRI no parece haber buscado sorprender a nadie con sus candidaturas. Por el contrario, es una distribución de poder entre los distintos grupos donde los gobernadores tuvieron un peso muy importante en la decisión de sus candidaturas locales y la presidenta del partido en las listas plurinominales, mismas que a su vez distribuyó entre los mandos de la estructura del partido. ¿Quiénes están con Beatriz? Básicamente los grupos más tradicionales del PRI, particularmente en los estados del sur y el centro. Que a nivel de los propios estados las cosas son más complejas y que la presidenta del partido ha tenido que aceptar candidaturas que sabe difíciles o de plano condenadas, lo vemos en Colima con Mario Anguiano, una imposición del gobernador Silverio Cavazos, o en Sonora con Alfonso Elías Serrano, el candidato que logró colocar el gobernador Eduardo Bours, en su caso en coalición con el partido Nueva Alianza. Y me imagino que una alianza con Elba Esther Gordillo no le debe haber caído en gracia ni a Beatriz ni a Beltrones. En ambos estados, por cierto, la amenaza del panismo es real.

Dos temas resultan interesantes a partir de esta nueva repartición de posiciones. Por una parte, cómo reaccionará el priismo ante la acumulación de poder que se ha dado en torno a Beatriz Paredes. No es ninguna novedad decir que son tres los principales precandidatos del PRI: Enrique Peña Nieto, Manlio Fabio Beltrones y Beatriz. Y si bien las encuestas muestran arriba al gobernador mexiquense, tanto Manlio como Paredes están ahí en dos sentidos: por una parte, para ocupar los espacios de poder que trascienden a Peña, pero también porque todos sabemos que falta mucho tiempo para 2012 y lo que no puede hacer un partido que tiene aspiraciones serias de regresar al poder es apostar a una sola carta: la historia reciente ha demostrado que todas, por una u otra circunstancia, pueden ser vulnerables.

El segundo punto es la unidad del propio priismo. En 2003 el PRI ganó la Cámara de Diputados con amplitud, en 2005 ganó el Estado de México con más de 50% de los votos y, unos meses después, la ruptura entre Madrazo y Elba Esther Gordillo era definitiva; con un golpe informativo la precandidatura de Arturo Montiel se hizo humo y el tricolor tuvo con Madrazo candidato y Elba apoyando al PAN, la peor elección de su historia. En esta ocasión el proceso interno, como en 2003, ha salido adelante con bastante pulcritud, pero tendrá un momento de tensión adicional con la llegada de Beatriz a la Cámara y continuará agudizándose en el futuro, cuando se acerque 2012.

Un tercer elemento tendrá influencia de cara al futuro. A pesar de que existen cálculos muy optimistas en el PRI con respecto a las elecciones del 5 de julio, la verdad es que las mismas aparecen mucho más cerradas que lo que indican algunas encuestas (no todas) y que la moneda electoral está en el aire. El PRI, que había respondido muy bien en los dos años pasados, comenzó a equivocarse con distintos temas, sobre todo en su respuesta al desafío que sobre seguridad le impuso Germán Martínez y eso ha resultado evidente en las encuestas. La memoria antipriista está más presente de lo que algunos creen, sobre todo si, como ahora sucede, la gran mayoría de sus candidaturas tiene una larga historia política y la renovación tan publicitada no se termina de reflejar en ellas. Y es que pese a que la reforma electoral buscó que se concentrara todo el poder en los partidos para buscar votos más ligados a ellos que a sus individualidades, la gente, en un porcentaje alto, sigue votando, más por los candidatos que por los partidos. Y la buena o mala imagen sigue imponiéndose. Por eso, el 5 de julio tendrá resultados mucho más cerrados de lo que muchos creen. La moneda electoral todavía está en el aire.

Y hablando de monedas en el aire: no pierda usted de vista en los próximos días a Josefina Vázquez Mota. Tendrá y mucho que decir desde la margen panista del proceso electoral.

ECHANDO MANO A SU MORRAL.

Sus gobernadores, los enemigos del PRI

Jesús Cantú.
PROCESO. 30 de enero de 2009.

A partir de diciembre de 2000, cuando el PAN llegó a los Pinos, el PRI comenzó a enfrentar su verdadero reto: encontrar una forma alternativa para designar a sus candidatos.
Cuando Roberto Madrazo estuvo al frente de ese partido, de marzo de 2002 a agosto de 2005, intentó capitalizar esa situación pero se enfrentó, entre otros, con el líder de los senadores priistas, Enrique Jackson, firme impulsor de los integrantes de su bancada como candidatos a gobernadores, así como con los ejecutivos estatales, quienes reclamaban para sí dicha facultad dentro de sus territorios.
Los procesos fueron conflictivos y se tradujeron en escisiones, con su consecuente impacto en la participación electoral priista. Durante el liderazgo de Madrazo “los priistas mantuvieron pugnas en 10 de las 23 entidades donde han designado candidatos a gobernador” y en la conformación de las listas de candidatos plurinominales en 2003 (Proceso 1481).
Con la llegada de Beatriz Paredes a la presidencia del PRI, el 4 de marzo de 2007, las cosas cambiaron. Se instrumentó a partir de entonces una política más conciliadora en aras de evitar confrontaciones con los gobernadores. Pero ahora existe el riesgo de que éstos intenten designar a sus sucesores, por encima incluso de lo que indiquen las encuestas o de las expresiones de las corrientes del partido.
Así se observa, por ejemplo, en la designación de los candidatos a las cuatro gubernaturas, todavía en manos de priistas, que se disputarán el próximo 5 de julio: Campeche, Colima, Nuevo León y Sonora. En Querétaro y San Luis Potosí, donde gobierna el PAN, los problemas son diferentes.
En Nuevo León, por ejemplo, el actual gobernador Natividad González Parás se empeña en imponer como candidato a Rodrigo Medina, diputado federal con licencia y actual secretario general de gobierno. Y aunque todas las encuestas lo ubican por debajo de los otros precandidatos priistas en las preferencias electorales (Abel Guerra, Cristina Díaz y Eloy Cantú, entre los más destacados), el mandatario le apuesta todo a él. Todo indica que al final Guerra y Medina se disputen la candidatura.
La dirigencia del PRI en Nuevo León informó que todo está listo para lanzar la convocatoria para una elección abierta y, según los trascendidos, en la contienda únicamente participarían Guerra y Medina. Este último contaría con todo el apoyo de las estructuras electorales construidas al amparo del gobierno estatal, encabezadas por Mario Guerrero, extitular de Fomerrey, y Felipe Enríquez, diputado local y estratega electoral que ha operado en las elecciones para elegir gobernadores en Nuevo León, en el Estado de México, Yucatán y otros estados.
Las dificultades para González Parás y su delfín aumentan, pues las encuestas ubican a éste como perdedor frente a los abanderados del PAN.
En el caso de Sonora, el gobernador Eduardo Bours Casteló, intenta igualmente designar al actual senador Alfonso Elías Serrano como su candidato, aunque puede optar por los actuales presidentes municipales de Guaymas, Antonio Astiazarán, y Hermosillo, Ernesto Gándara Camou. Este último incluso encabeza las encuestas de preferencia electoral.
Este estado reviste características particulares por el abierto enfrentamiento entre Bours y Manlio Fabio Beltrones, el líder de la fracción priista en el Senado. Además, en las elecciones de 2006, el PRI sonorense fue el único que aceptó una alianza con el Panal, de Elba Esther Gordillo.
En diciembre pasado, el mismo día que el Consejo Político estatal del PRI decidió por unanimidad recurrir a la elección abierta para designar a su candidato, el hermano del gobernador, Ricardo Bours, ofreció un desayuno en donde externó su apoyo al senador Elías Serrano. A su vez, el exlíder magisterial y senador suplente Fermín Trujillo Fuentes reveló que en vísperas de las designaciones en 2006, el gobernador Bours y Gordillo acordaron que Serrano sería el candidato, en el entendido que éste dejaría su cargo legislativo para que Trujillo Fuentes ocupara el escaño.
Así, aunque el mandatario se inclina abiertamente por Serrano deja abierta la posibilidad de apoyar a otros dos contendientes si fuera necesario. Así mismo, es claro que se opone a las candidaturas de los otros aspirantes: Guillermo Hopkins, Carlos Ernesto Zataráin y Julio César Córdova.
En Colima, el gobernador Jesús Silverio Cavazos Ceballos apoya en primer término al actual alcalde de la capital, Mario Anguiano Moreno, pero tiene otras opciones: su secretario de gobierno Héctor Michel Camarena y su secretario de Educación Carlos Cruz Mendoza. Incluso le permitir ir en alianza con el Panal para hacer que el PRI retenga la gubernatura. En el llamado grupo opositor al ejecutivo estatal, se encuentran el senador Rogelio Rueda, el rector de la Universidad de Colima, Miguel Ángel Aguayo, y el diputado federal Arnoldo Ochoa.
Y en Campeche, el gobernador Jorge Carlos Hurtado Valdez impulsa al senador Fernando Eutimio Ortega Bernés, quien encabeza las preferencias electorales. Tiene como dos opciones: inclinarse por el líder del Congreso estatal, Carlos Felipe Ortega Rubio, o por su secretario de Turismo, Jorge Luis González Curi. Los otros aspirantes son el diputado federal Víctor Méndez Lanz, el alcalde de la capital, Oznerol Pacheco Castro, y el senador Alejandro Moreno Cárdenas.
En las cuatro entidades, el reto es que las imposiciones de los gobernadores no fracturen la unidad del PRI y ponga en riesgo la conservación de la gubernatura.
Mientras tanto, el domingo 18 el PRI realizó en San Luis Potosí la contienda interna para elegir a su candidato. El triunfador fue Fernando Toranzo Fernández, quien recibió el apoyo del gobernador, el panista Marcelo de los Santos. De acuerdo a los resultados de la Comisión de Procesos Internos del PRI, Toranzo derrotó a Jesús Ramírez Stabros, quien cuenta con el respaldo del líder de los diputados priistas, Emilio Gamboa, a Carlos Jiménez y a Juan Carlos Machinena.
En San Luis Potosí, el riesgo de división surge también por la intervención de De los Santos, que al parecer quiere impulsar a través del PRI al candidato que no pudo colocar en su partido, el PAN, debido a la intromisión del presidente Felipe Calderón y el dirigente partidista, Germán Martínez.
En Querétaro el enfrentamiento es entre el senador José Calzada, que aparentemente cuenta con el apoyo de los líderes de los grupos parlamentarios en el Senado y la Cámara de Diputados y de la misma dirigente nacional, Beatriz Paredes; y el exdirigente estatal del PRI, Jesús María Rodríguez Hernández, quien recibe el respaldo del exgobernador Enrique Burgos y de corrientes locales. También aquí está en riesgo la unidad del partido.
Sin embargo, hoy todo indica que los principales enemigos del partido son sus propios gobernadores, que quieren dejar a sus incondicionales como sucesores. Esta situación los enfrenta con otros grupos locales que no están dispuestos a permanecer fuera del poder otros seis años. Por lo que se ve, en el PRI solamente cambió el dedo elector